Dicen que de los errores se aprende. Pero no dicen qué es exactamente lo que se aprende de los errores. ¿A reconocerlos, a no repetirlos, a disimularlos, a perfeccionarlos? En cualquier caso, un error es siempre una oportunidad para ir más allá de esa lógica convencional del verdadero-falso. En la lógica difusa, donde son posibles gradaciones más sutiles, el error es cuantificable y se convierte por ello en alternativa. Profundizar en el error puede ser entonces otra forma de acercarse un poco más a la verdad. O al menos de mantener viva la posibilidad del descubrimiento. No en vano, todo lo vivo es el resultado de una feliz concatenación de errores. Por lo demás, no se lea esta breve reflexión como una justificación de la fotografía de hoy, que está aquí simple y llanamente porque me gusta.